Los turcos (del 1030 en adelante)
El término "Turco" hace referencia a dos grupos distintos de musulmanes del Medio Oriente: los selyuqis y los otomanos. Los selyuqis eran nómadas de las estepas cercanas al Mar Caspio que se convirtieron al islamismo en torno al siglo X. Alrededor de 70.000 turcos selyuqis engrosaron como mercenarios las filas del ejército islámico del califa de Bagdad. Estos mercenarios se convirtieron a la rama Sunni del Islam, y posteriormente, en el año 1055, se convirtieron en el poder real tras del califa de Bagdad, comenzando a extender su dominio político. Sus líderes se hacían llamar sultanes, que significa "detentador de poder". Hacia el año 1100 controlaban la mayor parte de Anatolia (arrebatada a los bizantinos), Palestina, las tierras que rodeaban el Golfo Pérsico y las ciudades santas de Arabia, llegando incluso hasta Samarkanda. 
La aplastante victoria de los selyuqis sobre el ejército bizantino en Malazgirt (actualmente Turquía), en el año 1071, les permitió ocupar la mayor parte de Anatolia. Casi al mismo tiempo tomaron con éxito Jerusalén, arrebatándosela a los musulmanes egipcios que la gobernaban. Estos dos hechos produjeron tal conmoción entre los bizantinos, el papado y los europeos, que tuvieron como resultado los 200 años posteriores de Cruzadas. 
A pesar del éxito de los turcos selyuqis al retomar el control de Palestina, las continuas guerras con los cruzados mermaron sus fuerzas. Estaba también la amenaza de las actividades de los Asesinos, secta herética del Islam. Por otro lado, el Islam entró en un periodo de introspección interna debido a la popularidad del misticismo Sufi. En ese estado de agotamiento y debilidad, sucumbieron al repentino ataque de los Mongoles. Bagdad cayó presa de los invasores en el año 1258 y el imperio selyuqi tocó a su fin. 
Bajo el reinado del sultán Osman I, a principios del siglo XIV, la población islámica de Anatolia (actualmente Turquía, Asia Menor) se unificó tomando el nombre de osmanli u otomanos en su honor. Los otomanos declararon la guerra santa al ya mermado imperio bizantino y se dirigieron desde Constantinopla hasta los Balcanes, venciendo a los serbios en el año 1389 y, posteriormente, en el año 1396, al ejército cruzado húngaro. Los mongoles, al mando de Tamerlán, frenaron temporalmente los éxitos otomanos, pero Tamerlán siguió avanzando con su ejército y los otomanos se recuperaron.
Finalmente, el 29 de mayo de 1453, el sultán Mehmed II (el Conquistador) tomó Constantinopla. Durante ocho semanas, los jenízaros atacaron con 70 armas de fuego los muros de Constantinopla, reduciéndola con éxito. 
Una vez tomada Constantinopla, los otomanos avanzaron hacia Europa amenazando con una serie de contracruzadas. Sin embargo, el ejército húngaro detuvo su avance en Belgrado en 1456. Viena se defendió con éxito de sus ataques en 1529 y, una vez más, en 1683. El imperio otomano alcanzó su plenitud en el siglo XVI, extendiéndose por Europa hasta Budapest y Odessa. Incluía toda Grecia y los Balcanes; los territorios en torno al Mar Negro; Asia Menor, Levante, Arabia, Egipto y la mayor parte de África del Norte. El Imperio Otomano mantuvo su importancia como potencial hasta la I Guerra Mundial, en el siglo XX.